viernes, 20 de mayo de 2011

Poetas del siglo XXI: Marwan


De todos es sabido que la música sigue siendo unas de las plataformas más potentes donde dar rienda suelta a la creación literaria, donde los versos su juntan con melodías que potencian su mensaje. Es ahí donde aparece el término “cantautor”, y es ahí donde aparece el protagonista de esta semana, Marwan.



El cantautor nació en Madrid en 1979, de padre palestino y madre española. Con apenas 15 años empieza su andadura musical tocando música heavy acompañado de sus amigos y su primera guitarra. Su recorrido musical se ve influido por artistas como Serrat, Silvio Rodríguez Ismael Serrano, Tontxu y Carlos Chaouen, música que siempre había escuchado en casa y que orientó posteriormente su composición. Pero a parte de su extensa producción musical, que quedará próximamente recopilada en su segundo disco de estudio, “Trapecista”, Marwan deleitará a su público con la publicación de su primer libro de poemas.




Un pequeño aperitivo de los versos del exótico artista:

Hoteles
Siempre me pasa en los hoteles
que el tiempo se curva hacia ti
o hacia cualquier otra nostalgia
que esté de temporada.
Los lujos que nos dan por ser occidentales
en realidad no tienen corazón.
Con mi albornoz puesto
siempre queda otro albornoz vacío
como una piñata rota
en el otro colchón de la habitación.
Quisiera que no estuviera tan blanca y lisa
la otra mitad de la cama,
que en la televisión echaran un documental
sobre tu forma de cerrar los párpados
en lugar de naufragar de canal en canal.
Quisiera ver tus manos abriendo el minibar
que lo descorcharan de alegría
llenar de miles de botellitas desmayadas
la mesilla de noche.
Mañana al despertar
le volveré a pedir a la chica de la limpieza
la escoba de barrer la melancolía
le diré que rellene el minibar
por si te da por aparecer
y hacer que este hotel, de golpe,
tenga una estrella más.


Sueño americano
  A veces me gustaría ser un chico impulsivo
de peli americana
que rompe la vida en mil trozos por amor.
Tener la idea genial de robar un banco
o una joyería y huir a un motel de carretera
donde ella esté esperando
y lanzar por la habitación puñados de billetes,
mientras ella ríe, loca de alegría, descorchando el mundo
o tirar sobre la cama sortijas y collares
anillos imposibles, las pulseras más caras del condado.

Pero está difícil. Ella aun no existe
y yo vivo en Aluche.




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